En 1906, Henry Ford dijo:
“Voy a construir un coche para el pueblo, el automóvil universal”. El 12 de
agosto de 1908, la empresa Ford comenzó a fabricar su primera unidad. Cinco
años más tarde redujo el tiempo de ensamblaje del chasis del Ford T de más de
12 horas a 100 minutos.
La producción en serie, también llamada producción en cadena, se basa en la especialización de cada trabajador en un único aspecto del proceso de fabricación; se forma así una cadena de montaje en la que el producto va tomando forma según se añade cada parte.
Este
sistema, habitual hoy en día en casi todas las grandes empresas manufactureras
del mundo, tiene su origen a principios
del siglo XX. Teóricos como Frederick
Taylor, creador de la doctrina conocida como taylorismo, o empresarios como el fabricante de coches Ransom Eli Olds pusieron las bases de
este sistema, pero fue el éxito comercial del famoso constructor
automovilístico Henry Ford el que lo
popularizó en una escala global.
Henry Ford fue, además de empresario, un inventor y pensador. Su
modelo de fabricación no solo se basaba en la fabricación en serie, sino que añadía otros elementos de índole
social y política. Ford intentó que la división
del trabajo contase con el visto bueno de los trabajadores que, en
principio, rechazaban el sistema, aumentando los salarios, y logrando acuerdos
con los sindicatos. También buscó la reducción
de costes a través de un estudio científico de todos los factores que
influyen en el proceso de producción. Por último, creía imprescindible combinar
la reducción de costes en la fabricación con el aumento del nivel de vida de los posibles compradores de sus
productos: así la producción tendría mucha más salida comercial.
El producto que simboliza la filosofía de Henry Ford es el automóvil Ford T. Este modelo se empezó a fabricar en 1908, siguiendo el sistema de producción en serie. Era un automóvil versátil y fiable para su época, lo que unido a su precio, que además fue bajando con los años, lo convirtió en la puerta de entrada al mundo del motor para varias generaciones. Además, Henry Ford era un astuto vendedor y publicista, que difundió su producto con gran habilidad.
Si
hoy en día entramos en cualquier gran factoría, lo que veremos no diferirá
demasiado de los modelos de producción instaurados por Ford y otros empresarios
como él: grandes líneas de montaje
en las que obreros y máquinas van ensamblando
las distintas partes de un coche o cualquier otro producto que llegará al final
de estas cadenas perfectamente terminado y listo para la venta.
El futuro de la producción en serie y, quizá, de todo lo relacionado con el trabajo y la producción está en el desarrollo de la robótica, que puede llevar al extremo la mecanización en cualquier cadena de montaje. ¿Se llegará a prescindir casi por completo de la presencia de seres humanos? ¿Qué opinas tú?